Prólogo

Desde que leí el libro de Las Moradas, he gozado recordando las imágenes tan cercanas con que Teresa describe el desarrollo del espíritu hacia la plena unión con Dios.

Desde su propia experiencia nos ofrece los tesoros de su alma que con tanto esfuerzo, tenacidad y paciencia, logró alcanzar ayudada por la gracia del Espíritu Santo.

Sintiendo una enorme necesidad de acercar este regalo espiritual a más personas, especialmente a niños, jóvenes y a adultos con corazón de niños, he tratado de adaptarlo lúdicamente a las experiencias del diario vivir.

Agradezco a mis nietos Paulina y José, y a mi bisnieta Angelita, quienes desde sus respectivas edades me dieron las luces necesarias para su adaptación y para intentar llegar con más claridad a los corazones de quienes se interesen en adentrarse en esta mágica aventura del alma.

El tesoro del Castillo


Hace muchos años había en la parte alta de una colina una pequeña ciudad rodeada de grandes murallas. En su interior la población tenía todo lo que necesitaba para vivir, la Iglesia con su campanario, el hospital, el colegio para los niños, pequeñas granjas con hortalizas y frutales, ovejas, cabras, animales domésticos y el almacén donde vendían todos sus productos.

En una de las casas vivía la familia de Teresa y Rodrigo.

Un día, Teresa, de carácter curioso y audaz, invitó a su hermano Rodrigo a ver qué había tras la puerta siempre cerrada del fondo de la muralla de la ciudad, él se quedó mirándola asustado, pero después de dudar un momento decidió acompañarla.

Al llegar a la puerta les cuesta mucho abrir el cerrojo enmohecido por los años, pero la curiosidad les da fuerzas desconocidas y logran hacerlo después de un largo forcejeo. Cruzan y ven impresionados un hermoso llano y un angosto sendero que a la distancia llega a un tupido bosque. Sin pensarlo dos veces, Teresa toma a Rodrigo de la mano y corren colina abajo hasta llegar al bosque... dudan un momento y luego, armándose de valor, aprietan sus manos internándose rápidamente, imaginando que entre los árboles hay animales feroces que podrían atacarlos al menor descuido.

Mientas avanzan, una luz entre los árboles los guía aumentando su claridad a medida que se acercan. Por fin, al llegar al final del bosque, levantan la vista y divisan atónitos un hermoso Castillo de cristal, brillante como la luz del sol, que ilumina todo el entorno con un halo de gran misterio, paso a paso se van acercando...


El Castillo está rodeado por un foso de agua sucia y maloliente con horribles bestias, sabandijas y toda clase de alimañas y otros animales rastreros. Serpientes, lagartos y dragones les escupen fuego y van moviéndose lentamente hacia ellos, pero al verse descubiertos y ante la decisión de los hermanos de seguir adelante empiezan a retroceder, sus fuerzas malignas se van debilitando... y al replegarse despejan un camino que permanecía escondido bajo telas de arañas y múltiples barreras...
Teresa y Rodrigo siguen el camino hacia el Castillo cada vez más asustados. Hincándose se persignan para pedir fuerzas nombrando al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo como una contraseña protectora. Aterrados y en silencio esperan unos minutos, de pronto ven cómo lentamente el puente levadizo empieza a descender, ellos siguen de rodillas y no pueden creer lo que ven ¡el mismo Jesús aparece de pie junto a su Madre María y su Padre José!

Emitiendo gemidos tenebrosos los animales del foso se arrinconan por miedo a la luz que emana desde la figura de Jesús y Él acercándose a los niños los toma de la mano para que no tengan miedo. Una vez calmados, Jesús les dice que hace tiempo los esperaba para que conocieran este tesoro, también les revela que el Castillo tiene siete piezas llenas de sorpresas si están dispuestos a pasar por esta gran aventura deberán tener mucha paciencia y perseverancia. Luego, les entrega algunas claves:

Una llave mágica que funciona con la oración de cada día y sirve para abrir las puertas de las piezas.

Los previene de los animales del foso que luchan con todos sus poderes para que las personas no conozcan el Castillo, evitando de múltiples formas que se encuentren con el tesoro de la oración que llevan dentro de sus almas, y que descubran las “virtudes” que son el alimento para ganar fuerzas y así transitar por las innumerables pruebas del Castillo.


La tarde va cayendo y los hermanos tienen que volver a casa antes de que los descubran, ¡salieron sin avisar! Jesús los abraza, dándoles ánimo para que vuelvan cada día hasta que logren conocer todos los rincones del Castillo.

María y José los observan atentamente, les sonríen desde la puerta mostrándoles en sus manos unas bolsitas que les guardarán para la próxima visita...

Ya en la noche, después de la maravillosa experiencia vivida, Rodrigo le pregunta a Teresa cómo puede rezar. Ella le cuenta que en su experiencia de oración, cuando más se ha acercado a Jesús tratando de conocerlo, ha sido cuando conversa con Él como con un amigo, contándole sus cosas desde el corazón con toda sencillez. Le explica que así se va fortaleciendo para no caer en las tentaciones de las sabandijas ya que estas culebritas con sus mordidas venenosas solo tratan de impedir que te acerques a la pieza del Rey. Rodrigo ahora entiende de qué se trata la oración y queda feliz de saber que Jesús puede ser su mejor Amigo.

Primera pieza


Al día siguiente Teresa y Rodrigo vuelven al Castillo, de rodillas se persignan y al bajar el puente levadizo aparece nuevamente Jesús, quien los recibe feliz invitándolos a iniciar el camino con Él.

Jesús le pasa la llave mágica a Teresa para abrir las puertas. En el pasillo los espera María, que con delicadeza los cubre con un pequeño manto blanco del que cuelgan unas campanitas doradas y les dice que cuando estas tintinean despiertan un poder mágico que espanta a las sabandijas.

José se acerca también pasándoles un farol, para que alumbren el camino cuando se sientan perdidos y tristes, les cuenta que con solo decir su nombre el camino se irá iluminando más y más, para protegerlos siempre. Ven cómo Jesús se va escondiendo en una nebulosa, mientras Teresa con la llave mágica abre la puerta:

Al entrar a la primera pieza ¡no ven nada! Todo está oscuro, excepto por el brillo de los ojitos de sabandijas, alimañas y animales despreciables que por todas partes los asechan haciéndoles zancadillas para que no sigan adelante. De repente Rodrigo siente una mordida, grita y soltándose de la mano de Teresa deja caer el manto y el farol; corriendo sale fuera del Castillo y se encuentra con un niño que juega con un autito bajo un árbol, Rodrigo aún asustado le quita el juguete. Teresa, que ha salido desesperada a buscarlo, lo ve y con mucha rabia le tira el pelo y le pega. Rodrigo queda llorando...


Unos momentos más tarde, los hermanos se dan cuenta de que esta actitud los aleja de Jesús. Arrepentidos, Teresa le pide perdón a Rodrigo y este, acongojado, va a devolver el autito al niño.

Deciden entonces volver al Castillo y persignándose ingresan nuevamente recuperando el manto y el farol... Jesús al verlos los convida hacia una pieza llamada “La conciencia de los espejos” donde se ven a sí mismos en la escena que tuvieron fuera del Castillo. Los espejos refl ejan el daño que provocaron con su pelea, ven cómo el niño volvió furioso a su casa y estas escenas les causan una gran pena, se dan cuenta de que necesitan tomar la amistad con Jesús más en serio para tener más paz, alejándose de las tentaciones...

Teresa le explica a Rodrigo que el espejo sirve para que ellos se conozcan más y puedan ir mejorando la amistad con Jesús, ya que al conocer sus debilidades podrán perdonar las de los demás. Teresa hace una comparación de la oración con la abeja, que cada día sale a volar de fl or en fl or en busca del néctar para libar la miel, y le dice que es así como las personas reciben el fruto de nuestras oraciones.

Segunda pieza


Teresa y Rodrigo vienen cada día con más gusto a encontrarse con Jesús, ya que antes de conocer la oración pensaban que era muy aburrida y ahora se han dado cuenta de que es una aventura desconocida, muy atrayente y llena de misterios. Ellos mismos se notan cambiados, están más dispuestos a oír buenos consejos de sus padres, hermanos y profesores, también están más atentos cuando el sacerdote explica el Evangelio, tienen ganas de hacer obras buenas, ayudando a otros, dando parte de sus ahorros a los que más los necesitan... todo esto los acerca más a Jesús.

Los hermanos, tomando la llave mágica que les entregó Jesús, abren la puerta de la segunda pieza...

Al entrar suben unos peldaños por los que llegan a un amplio espacio en cuyo centro hay un platillo que da vueltas. Intrigados, se suben al platillo y este comienza a girar rápido enredándoles el pensamiento con dudas de fe... ¿para qué rezar?... ¿será verdad lo del tesoro del Rey o estaremos soñando?

Ven a las sabandijas a la orilla del platillo saltando de felicidad porque los tienen listos para caer en dudas; como se creen favorecidas con sus intentos, sacan de unos sacos nuevas tentaciones y frases que les van tirando como si fueran golosinas.

Del primer saco que se llama “memoria” aparece la duda ¿Jesús habrá perdonado nuestras maldades en la confesión?


Tercera pieza


Nuevamente, con la llave mágica, abren la puerta de la tercera pieza y apresuran el paso porque se sienten con más confianza. Van saltando sobre unas huellas doradas, saben que si no las siguen se pueden hundir y caer al sótano oscuro del Castillo. De pronto aparece Jesús tendiéndoles un puente, les advierte que no se sientan tan seguros al ir pisando las huellas ya que en este Castillo pueden avanzar o retroceder en cualquier momento.

Las despreciables alimañas siempre están inventando trampas para que dejen la oración, los tratan de hacer caer especialmente en el orgullo para que se crean superiores. Jesús les dice que la mejor forma para defenderse de las tentaciones es atacando a las alimañas con humildad.

Rodrigo le comenta a Jesús que no puede entender la humildad y le pide que por favor se la explique, con cariño Él le dice que consiste en darse cuenta de las propias debilidades para poder aceptarse y ayudar en las caídas a los demás.

Teresa le cuenta a Jesús que a ella y a Rodrigo se les hace difícil darse tiempo para la oración porque muchas veces prefieren hacer otras cosas, sienten que Él no los escucha y como no lo ven en su diario vivir creen que al hablarle están hablando solos... Mirándolos con amor Jesús les dice que siempre los oye aunque no lo sientan, les explica que a veces son tentaciones de las alimañas y otras son pruebas para que confíen más en Él, de todas formas si practican la humildad no se alejarán de la oración... espantarán a las alimañas y ¡encontrarán el tesoro!

Luego, Jesús saca de su bolsillo unos anteojos mágicos de regalo para cada uno, quiere que vean todos los seres invisibles que los rodean, ellos al ponérselos ¡no pueden creer lo que ven!... por todas partes están sus
seres queridos que ya han vuelto a la casa del Padre, también hay angelitos jugando y entremedio, detrás de las paredes, ejércitos de alimañas, sabandijas y oscuras formas preparándose para atacar...

Jesús les dice que todo lo que ven es para que cuando tengan dudas sepan que hay un reino oculto de belleza y otro de maldad. Por un lado tratan de protegerlos y por el otro quieren alejarlos del bien.


Cuarta pieza

Con la llave mágica abren la puerta de la cuarta pieza ¡sienten latir sus corazones! ya que se van acercando más y más hacia la pieza del Rey... ven que hay más luz y en las esquinas de la pieza unos paquetes de regalo con láminas de chocolate. Los niños van sacando estas láminas que traen escritas las virtudes; Rodrigo le propone a Teresa que cada uno lea una de las láminas y ella acepta feliz. Al leerlas se las van explicando: “La fe“ es creer en Dios y en la Iglesia... “La esperanza” es aspirar a la felicidad de la Vida Eterna; “la caridad” es amar a Dios y a todas las personas, “la prudencia” es elegir el bien, “la fortaleza” asegura la fi rmeza para seguir buscando siempre lo bueno, “la templanza “modera la atracción de los placeres, “la justicia” es dar a Dios y al prójimo lo que les es debido... después de haber leído cada lámina se las van comiendo y como son de un rico chocolate es un regalo que nunca se les va a olvidar, además el chocolate está hecho por las manos de María y al saber esto les da tanta alegría que empiezan a saltar de felicidad.

La oración de ese día ha sido de más acercamiento con Jesús, les van sobrando las palabras, ya no saben qué contarle porque se dan cuentan de que Jesús sabe todo lo que hacen.

Rodrigo no entiende mucho lo que le está pasando. Comentan entre ellos que poco a poco se va produciendo un gran silencio en sus almas, de repente oyen un ruido bajo sus pies como el fluir de aguas subterráneas que
vienen con misteriosos susurros desde la pieza del Rey... se quedan quietos sintiendo el suave sonido del agua y sus almas se van llenando de paz.


Al terminar la oración de ese día los hermanos salen de ella como si estuvieran en el aire y cantando vuelven a sus deberes ¡alabando al Señor!

Al ver su alegría, los animales rastreros, sabandijas y alimañas se empiezan a desesperar poniéndoles diversas trampas para que no sigan avanzando, se dan cuenta que los están perdiendo y no logran alejarlos de la oración que cada día Rodrigo y Teresa necesitan más.

Por la ventana una paloma blanca los llama para darles un regalo: les trae en un canastito papeles de colores: con los dones de la Inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y respeto a Dios, y bajo sus alas les trae unas tarjetas con los frutos de estos dones: gozo, paz, paciencia, fidelidad, bondad, modestia y castidad. Después de entregárselos emprende el vuelo diciéndoles que estos dones, si los practican, les traerán mayor felicidad.

Quinta pieza

Jesús está muy contento con ellos... Él mismo les abre la puerta pidiéndoles que se comprometan a confiar más en Él. Rodrigo le pregunta ¿podremos hacerlo? Jesús responde que si le ofrecen las cosas que les cuestan, especialmente aquellas a las que están más apegados, tendrán más libertad para dominar a las oscuras sabandijas y alimañas... ¡así confi arán más en Él!

Ellos abrazándose a Jesús quedan con Su fi gura impresa en sus corazones, las campanitas suenan contentas y la luz del farol aumenta su brillo.

Cada día que pasa los hermanos tienen más amor a los demás, se confiesan a menudo, juntos van a comulgar; en la comunión se unen a Jesús que está escondido dentro del pan y el vino... estas actitudes les facilitan las diarias conversaciones con Él.

Teresa le explica a Rodrigo lo que ella cree que les está pasando en el alma, se compara con el gusano de seda, que se va envolviendo en un capullo y se encierra para completar su crecimiento y transformación, luego rompiendo la cubierta protectora, surge una linda mariposa blanca que comienza a volar, revolotea por todos lados, sin saber dónde posarse. Como gusano solo conocía la tierra, como mariposa y desde la altura... ¡ve todo tan diferente!!

En una pared de la pieza ven una luz azul que los atrae, curiosos se van acercando hasta una ventana que se abre cuando levantan el farol, se afi rman en el marco de la ventana y a lo lejos ven una nube rodeada de
angelitos. A través de ella divisan ¡La pieza del Rey! ¡Es tanta la emoción que determinan ser cada día mejores para avanzar más rápido hacia el encuentro del tesoro!

Las alimañas, sabandijas y oscuras bestias se ponen furiosas con la determinación de los hermanos, porque saben que si los pierden perderán a muchas personas, que al verlos tan buenos y felices seguirán su ejemplo
y entrarán al Castillo. Desesperados, viendo que las otras formas no les han dado resultado, inventan tentarlos con colores de bien. Tratan de que se enreden en los pensamientos cuando van a entrar en oración, esperan


esos momentos de intimidad con Jesús para recordarles algo que tenían pendiente hace mucho tiempo, y les muestran de distintas formas que en vez de rezar podrían visitar a los abuelos, ordenar la pieza, alimentar al perro... todo para que olviden los buenos frutos que sacan de las diarias conversaciones con Jesús. Así, con diversas ideas que son buenas, pero no en el momento que conversan con Él, tratan de distraerlos.

Los niños, por su parte, al escuchar el sonido de las campanitas se acuerdan que la “humildad y la oración” son los cimientos que sostienen este Castillo y al ponerlas en práctica nuevamente derrotan a las sabandijas.

Ese día salen muy fortalecidos de la oración, dándose cuenta de que lo que más le gusta a Jesús es que amen a todas las personas sin distinción; no juzgando, consolando a los tristes; acompañando a los enfermos y en forma especial que es lo que más cuesta: no hablando de las faltas que hacen los demás y ¡solo contar las cosas buenas de los otros!

Sexta pieza

Después de un tiempo en que se han fortalecido en la lucha contra las sabandijas, los hermanos, por la gracia de Dios, logran llegar a la sexta pieza. Rodrigo le pasa la llave a Teresa y al traspasar la puerta quedan encandilados por el exceso de luz. Las campanitas les suenan y las luces del farol se
vuelven relucientes. Están muy cerca de la pieza del Rey esto les produce una curiosidad enorme, no saben qué les va a pasar, solo saben que cada día aman más a las personas que los rodean. Sus amigos se ríen porque rezan, esto les provoca una gran pena, ellos no sospechan los tesoros que podrían conocer si entraran al Castillo.

De un momento a otro la pieza se oscurece, se olvidan del manto y del farol sintiendo un frío terrorífico, no encuentran los anteojos y por todos lados aparecen sabandijas que se burlan de ellos tentándolos con grandes dudas de “fe” como que Jesús no existe... que no los quiere y ellos se ponen a llorar al sentir estas cosas, porque se creen desamparados.

Los hermanos se mueven de un lado a otro en la oscuridad, totalmente perdidos y sin saber dónde ir. Es como una tempestad donde ningún consuelo les sirve, esta prueba la viven con mucha angustia... de pronto aparece Jesús ¡todo vuelve a la calma! de nuevo todo es luz. Recuperando el manto y el farol, les parece haber vivido una tenebrosa pesadilla.

Ahora, el exceso de luz les refleja las oscuridades de sus almas a pesar de que todas las faltas que habían cometido Jesús ya se las había perdonado, verse con estas manchitas les produce mucho dolor, acercándose Jesús los abraza y les cuenta algunos secretos del cielo que guardaba para mostrarles en este momento. El último secreto es el “amor” con que Él ha olvidado sus maldades. En ese momento sus almas quedan en total unión con Jesús, ya no tienen palabras para expresar lo que sienten, Teresa ve a la pequeña mariposa que trata de volar hacia la pieza del Rey pero un hilo muy delgado la mantiene todavía atada a las afueras del Castillo. La mariposa les refl eja el doloroso anhelo de sus almas por no poder llegar aún al encuentro del tesoro.

Se ponen nuevamente los anteojos y mirando por la ventana ven una gran fuente donde angelitos chapotean felices mientras las aguas fl uyen calmando la sed de amor de las personas. Los hermanos tienen la esperanza que Jesús cuando quiera les dará a beber de esas aguas. Por el momento solo les importa estar con Él.

Séptima pieza

Los hermanos no lo pueden creer, llegó el gran momento: ¡el encuentro del tesoro!

Al traspasar la última puerta ¡quedan atónitos!

La pieza está plena de luz ¡todo se ve con claridad! Aquí ya no hay sabandijas, alimañas ni oscuros animales, estos no soportan la luz, les gusta vivir en oscuridad. El cielo está abierto con ángeles y santos por todos lados, quienes los esperan felices por haber llegado al encuentro del tesoro del reino... al fondo aparece un precioso arco iris.

Teresa y Rodrigo agradeciendo a María y José por haberlos protegido en el camino, les devuelven el manto y el farol. Ellos a su vez les dan a beber del agua de la fuente, los acompañan hasta donde está el Rey sentado en su trono de oro y mientras avanzan los ángeles los bendicen con unas relucientes estrellitas que mueven en sus manos felices de verlos llegar. Los hermanos caen de rodillas ante el Rey, Él los levanta y con un abrazo de Padre los sella para siempre junto a Jesús y el Espíritu Santo, quienes en ese momento se les dan a conocer como la Santísima Trinidad.

Es tal la felicidad de los hermanos por haber llegado a conocer el reino que pierden la noción del tiempo... de repente descubren a los pies del Rey la mariposa muerta, dándose cuenta que ella era el refl ejo de sus almas que ya había encontrado donde posarse... ¡en el corazón del Rey!



Se sienten plenos de amor...

El Rey le entrega a Teresa una espada celeste que dice ¡AMOR! y acercándose a Rodrigo le entrega una espada amarilla que dice ¡PAZ!

A su vez Jesús le pasa a Teresa un escudo que tiene en el centro una ¡O! rodeada de la frase : “Oración es un trato de amistad con Jesús”.

El Espíritu Santo le entrega un escudo semejante a Rodrigo que tiene en su centro una” H” y que dice alrededor: ” La humildad es el conocimiento de sí mismo”.

Los hermanos se dan cuenta que estas son las nuevas armas para dar la ¡Vida por Su Rey! esta certeza les produce felicidad total... Plenitud. Teresa inflamada de amor le dice a Rodrigo: “siento mi alma como las aguas del río que se funden en el mar donde ya jamás se puedan separar”, Rodrigo entiende que todo lo que Jesús les ha regalado es ¡una fusión con su alma!

Con estas experiencias y sus nuevas armas, los hermanos le prometen a Jesús dedicar sus vidas a conquistar más personas, para que vengan a conocer los tesoros que esconde este maravilloso Castillo.



Al volver de la oración de ese glorioso día en que llegaron a encontrar el tesoro del reino, todas las puertas se les van abriendo. Las sabandijas y alimañas al oír sus pasos salen arrancando... las piezas oscuras se van iluminando... Teresa y Rodrigo con pasos firmes y seguros, sabiendo que ya nunca podrán separarse de la Trinidad, el misterioso tesoro del reino, vuelven hacia el puente levadizo, al traspasarlo se detienen desconcertados ¡todo el paisaje ha cambiado!... ven el sendero rodeado de flores multicolores que subiendo la colina llega directamente a la entrada principal de la ciudad amurallada. Emprendiendo el camino cuesta arriba, plenos de amor y alegría avanzan hacia sus nuevas vidas ¡con sus almas secretamente conquistadas!